pintura

Urnas para retener la esencia de una obra

LETRAS A LA DERIVA (2)Como ya he comentado en alguna que otra entrada, la exposición individual que estreno el próximo 5 de junio en la Galería Dionís Bennassar de Madrid supone un salto al vacío. Una nueva etapa creativa en mi vida artística que llega llena de novedades y rupturas con el pasado más reciente. Mis obras siguen siendo obras de Morgan. Reconocibles todas ellas. Pero hay aspectos que las hacen únicas y que rompen con mis etapas más recientes, pese a que sigue habiendo elementos, como la tipografía, que me acompañan también en esta nueva aventura de intrépido pirata.

Hay quien lo llama momentos de inspiración, pero para llegar a ellos hay que estar alentado en tu búsqueda por profesionales y amigos en cuyo criterio uno puede confiar. Me pasó en este caso con la gente de la empresa burgalesa Título, capaces de crear de la nada cualquier montaje formidable. Fueron ellos los que me empujaron a romper con lo preestablecido en esta nueva aventura.

Y como las obras que expondré en ‘El fluir de la voz’ son obras muy mías y muy complejas técnicamente, se me ocurrió encerrarlas en unas urnas de metacrilato.  Considero que es como contener la esencia de un aroma o de un instante. Ese es mi capricho. Al menos mientras sigan siendo mías. El futuro poseedor de estas obras podrá retenerlas en las urnas o liberarlas para extender ese instante y ese aroma. Para darle, al fin, un nuevo sentido a la obra.

La voluptuosa silueta de la mujer

J. MORGAN_07Hay rasgos que marcan mis obras. Hemos hablado en las últimas semanas de los ríos. Y también de la tipografía. A ellos se podría sumar la vegetación en forma de cactus. Y también, cómo no, las mujeres. La fascinación por la figura femenina. La atracción artística por la voluptuosidad del cuerpo de la mujer. Una figura que ha sido foco de interés para muchos y grandes artistas a lo largo de la historia. Quizás porque tras ella se esconde el milagro de la creación humana.

Me he pasado horas y horas en museos observando con detalle cientos de esculturas romanas, contemplando extasiado esa belleza en mármol en la que los velos desvelan el desnudo. Tanto he admirado esas esculturas que con el tiempo decidí trasladar esas figuras, en toda su perfección, a mis lienzos. Para darles una nueva vida. Para mostrarles mi admiración.

Luego, más tarde, enamorado ya de sus curvas y su voluptuosidad sin parangón, me vi arrastrado por mi amor por el diseño y por la tipografía y quise tatuarlas. Hacer esos cuerpos únicos. Rendirles homenaje con una de las pocas cosas que domina este humilde pirata: Las letras. Así junté y armonicé dos de mis pasiones. Ahora son parte de un todo. De mi obra. De mi historia artística.

A modo de presentación…

MorganNací en esa otra España de la que germinó la rebeldía, la libertad y la democracia, hoy en duelo, con la suerte de apellidarme Morgan, como el legendario corsario galés, y con la misión de ser nombrado Jorge, el hombre griego unido a la tierra. Quisiera pensar que fui concebido entre tierra y mar, entre la piel arena y la eterna caricia azul.

Ahora, en el momento de emprender esta nueva botadura ante el inmenso mar de internet, invoco mi alma de pirata y emborrono las primeras páginas de este cuaderno de bitácora el 31 de marzo de 2014.

¡Gentes de mundo, navegantes del éter, apasionados por el arte y la libertad, ángeles y demonios, filibusteros todos!: Sabed que soy creador, orgulloso como cualquier humilde artista -valga la ironía-, embrujado por el color de los lienzos y las formas que engendran belleza, rebelde ante los cánones y simulacros, ávido de nuevos caminos y olas que ensartar con mi proa, adorador de esos genios cuya maestría espoleó mi aventura, generoso con la vida y sediento de entrechocar mi copa con nuevos y viejos amigos.

Soy Morgan, un indómito artista y un humilde pirata, a vuestro servicio camaradas del mar y la tierra.

Comienza nuestra travesía…